“Todo lo que sea para romper, me encanta” fueron las palabras del presidente, Javier Milei, ni bien recibió el martillo -con el que se abren y cierran las sesiones- en el traspaso de la presidencia pro témpore del Mercosur. Fue fiel a su estilo y consecuente con su discurso en una reunión en la que más de una vez se lo vio incómodo: insistió en la flexibilización del bloque y deslizó la amenaza que ya había dejado correr de romper si el bloque no se vuelve “funcional”. Su intención es conseguir un tratado de libre comercio (TLC) con Estados Unidos, para lo cual deberá convencer a sus socios Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay. “El desafío va a ser poder tener una presidencia pro tempore lo más prudente posible, en diálogo con todos los países”, sostuvo ante El Destape el analista uruguayo Damián Rodríguez. Las propuestas, las batallas perdidas, las ganadas y la necesidad de consenso.
La esperada Cumbre celebrada en Montevideo acabó con una declaración conjunta de más de 20 puntos firmada por todos los presidentes: Milei y sus socios, Luiz Inácio Lula da Silva, Luis Arce y Santiago Peña y Luis Lacalle Pou.
Más allá de que hace unos días el diario paulsita Folha dio a conocer el bloqueo de la delegación argentina para hacer alusión a cualquier cosa que resonara a Agenda 2030 de las Naciones Unidas -como derechos a las mujeres, LGBTI+ y ambientales-, la Argentina de Milei salió con un empate: los mandatarios reafirmaron su compromiso con la preservación ambiental y con el fortalecimiento de la democracia, del Estado de Derecho y de garantía de los derechos humanos. Aunque no se hace explícita mención a los derechos de las mujeres y LGBTI+, en ese punto destacaron “la importancia de la amplia y diversa agenda del bloque para una integración regional que beneficie a todos los ciudadanos”. Además, se hace mención al compromiso contra el hambre que Milei que se vio obligado a firmar en el G20.
Las propuestas de Milei
“La realidad es que tenemos dos caminos: o aceptamos que el Mercosur no funciona y lo disolvemos, lo cual no es la voluntad del gobierno argentino, o lo adaptamos para que sea funcional a las necesidades actuales de sus integrantes. Esta segunda alternativa, por supuesto, requiere de una honestidad intelectual y la predisposición al cambio”, sostuvo el mandatario argentino.
Como era de esperar, en sus dos discursos durante la Cumbre, Milei fue crítico y ese es el espíritu que dijo que va a plasmarse durante los siguientes seis meses cuando Argentina esté a cargo de la presidencia pro témpore. Consideró que el Mercosur “trae más problemas que soluciones” y sostuvo que el bloque representa sólo el 1,6% del comercio mundial -aunque lo cierto es que representa la quinta economía en el mundo-.
“Parece que él tenía un discurso preparado y contrario a lo que acabó de cerrar”, marcó Rodríguez, que es docente e investigador del Programa de Estudios Internacionales de la Universidad de la República (Udelar), en referencia al acuerdo con la Unión Europea.
En concreto, Milei adelantó que su agenda será: ajustar el arancel común en estándares internacionales, “asegurando una inserción más competitiva en mercados globales” y que explorará un “régimen de mayor flexibilidad y autonomía comercial para los integrantes del bloque”, es decir para que cada uno pueda “instaurar acuerdos comerciales que les resulten convenientes”. También se refirió a un plan para la triple frontera, catalogada por él mismo como un “colador para las bandas narcoterroristas”. Para ello, impulsará la conformación de una agencia “ágil, moderna y no burocrática" con investigadores de todos los países.
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En este punto, a entender de Rodríguez, la iniciativa de la “flexibilización” significa denunciar el Tratado de Asunción y retirarse del bloque. También, apuntó que “no queda clara” la intención de Milei de firmar un acuerdo con Estados Unidos, que hizo lo propio por última vez en 2012 con Panamá, al tiempo que el socio de Milei, el republicano Donald Trump -que asumirá la presidencia el 20 de enero de 2025-, “no ha manifestado ningún tipo de interés en asociaciones de ese tipo, al contrario, quiere retirarse del libre comercio”.
En ese sentido, para Rodríguez, lo que queda es esperar cómo se desenvuelve y cuáles son las acciones de la pro témpore argentina. Por lo pronto, marcó una preocupación: el desfinanciamiento del Instituto de Políticas Públicas y Derecho Humanos (IPPPDH) -que funciona en la Ex ESMA- a propuesta de Argentina, avalada por Paraguay y Uruguay, cuyo prepuesto quedará en manos sólo de Brasil.
La advertencia de Lacalle Pou y la necesidad de lograr consenso
Lacalle Pou hasta ahora fue el único aliado de Milei en la arena sudamericana. El mandatario no pudo más que dejarle consejos: a la hora de exponer contó que Lula lo convenció de ir primero por el Acuerdo con la Unión Europea y luego, en todo caso, con China como él pretendía, y dijo -en tono amable y con postura crítica- que eso “no es optativo de Estados Unidos”.
“No se contradice la existencia del Mercosur con la flexibilidad del bloque, déjennos ser, déjennos crecer, porque estamos convencidos de que no atentamos contra el espíritu fundacional simplemente progresamos”, dijo en consonancia con el autodenominado libertario. A continuación le dejó palabras que sonaron a consenso en miras a Brasil y a su sucesor -Yamandú Orsi, ferviente aliado de Lula-: “Yo me voy, el Mercosur ha decidido desde su inicio que se mueve por consenso, yo decía que había llevado mucho tiempo el cántaro a la fuente, ahora quizá cuando me vaya le dejo el cántaro, que está medio abollado, hay que lograrlo con buen modo, con buen tono y cada día que pasa me doy más cuenta que si somos padres de la unión y de los acuerdos puede demorar más, puede ser el camino más sinuoso, pero es el único que vale la pena, porque el otro es el de la división y la destrucción”, le advirtió.
Lo cierto es que la correlación de fuerzas para Milei dentro del bloque es totalmente desfavorable con Orsi, Arce y Peña se dan la mano con un Lula que triunfó en el G20 y, ahora, con el acuerdo con la Unión Europea (UE).
Acuerdo Unión Europea: todavía falta
La alianza económica entre los dos bloques fue ampliamente celebrada. Fue allí cuando Lula se acercó para saludar a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, que a Milei se lo vio incómodo.
El acuerdo, negociado por 25 largos años, había llegado a un punto cúlmine en 2019, pero se trabó por las normativas ambientales exigidas para los productores sudamericanos y el grado de sanciones para la industria brasileña, entre otros puntos. Fue reactivado bajo la presidencia pro témpore de Brasil y, aunque no logró el anuncio en esa gestión hace un año y medio, la diplomacia de Itamaraty logró vencer todos los escollos en siete rondas de negociaciones.
Por eso, este viernes hubo abrazos y sonrisas. “A la luz de los avances alcanzados desde 2023 (…) se encuentra listo para su revisión legal y traducción. Ambos bloques están decididos a llevar a cabo dichas actividades en los próximos meses, con miras a la futura firma del acuerdo”, cierra el comunicado conjunto. La idea con ello es concretar un mercado común con 700 millones de personas con grandes beneficios arancelarios con una expectativa de más de 20 billones de dólares.
“El cierre de las negociaciones -el precio que ellas tienen- se explica por la convergencia de tres procesos: 1) la elección de Trump 2) la preocupación de la UE por la pérdida de competitividad y 3) la implosión del presidente de Francia, Emmanuel Macrón”, marcó la especialista en relaciones internacionales Julieta Zelicovich en sus redes sociales.
“Ahora empieza una de las etapas más problemáticas”, advirtió Rodríguez sobre lo que explicó no es “un mero TLC, sino una asociación estratégica que implica tres pilares: económico, comercial y diálogo político”. Además, la letra de lo que se negoció todavía no se conoce como para saber los impactos de un lado y del otro, aunque se presume que al menos dos puntos tienen que ver con una adenda para que los países del Mercosur cumplan con normativas ambientales y con la transición energética y, otro, con las compras gubernamentales que afectaban principalmente a la industria de Brasil. Quizá no por casualidad, esa será la propuesta de Lula para los próximos meses: la creación del Mercosur Verde con la creación de un programa de cooperación para la agricultura baja en carbono y la promoción de exportaciones agrícolas.
En segundo lugar, la parte económica será analizada por el Consejo Europeo, en donde necesitará el 55% de los votos para la aprobación, para luego ser ratificado por el Parlamento Europeo. La parte política, en tanto, corresponde pasar por los 27 países de la UE, en donde pareciera estará el escollo.
Las voces disidentes se replican en Francia, Bélgica, Austria y Polonia y con el presidente galo Emmanuel Macron a la cabeza, pareciera que la idea es frenarlo. “Han formado una coalición agrícola ganadera con las economías similares al Mercosur para hacer lo que se llama una minoría de bloqueo”, señaló Rodríguez. Esto es conseguir el voto negativo de países que representen al 35% de la población de la UE.
De este lado del Atlántico, en tanto, hay mayorías para ratificarlo y acá también los parlamentos deberán ratificar el acuerdo. Lo que habrá que ver, señaló Rodríguez es “qué mecanismos compensatorios de política pública crean de un lado y del otro para amortiguar las externalidades negativas”.
"No tiene interés en que la región prospere. Está totalmente convencido de que se tiene que desarrollar a partir de sus ventajas comparativas", dijo Rodríguez sobre el mandatario argentino. Ante un Mercosur con un mecanismo institucional aceitado más allá de las desavenencias entre los presidentes de turno, la preocupación pasará por el vínculo y la posibilidad (o no) de generar consensos por parte de un presidente que se manifestó "reacio" al diálogo.