La Cancillería brasileña emitió un comunicado en el que manifestó su "preocupación" por las denuncias de violaciones a los derechos humanos a opositores del gobierno de Venezuela, "en especial después del proceso electoral realizado en julio pasado". El Gobierno del país sudamericano dirigido por Luiz Inácio Lula da Silva es un histórico aliado del Gobierno de Nicolás Maduro: acompañó las negociaciones con la oposición para realizar los comicios pasados y todavía mantiene las relaciones diplomáticas a pesar de las tensiones que atravesaron ambos países luego de que el Consejo Nacional Electoral venezolano no mostrara las actas del escrutinio con el que proclamaron el triunfo de Maduro como presidente.
"A pesar de que reconocemos los gestos de distensión del gobierno de Maduro -como la liberación de 1500 detenidos en los últimos meses y la reapertura de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Caracas-, el gobierno brasileño deplora los recientes episodios de prisiones, de amenazas y de persecución a opositores", dice el comunicado publicado esta mañana.
En ese sentido, señalaron que para "la plena vigencia de un régimen democrático, es fundamental que se garantice a líderes de la oposición los derechos elementales de ir y venir y de manifestarse pacíficamente con libertad y con garantías a su integridad física", señalaron, sin mencionar algún caso específico de detención como la denuncia que hizo la dirigenta antichavista María Corina Machado el jueves pasado tras salir de la clandestinidad para encabezar una movilización para repudiar la jura de Maduro para su tercera presidencia.
Por ello, exhortaron a las fuerzas políticas "al diálogo y a la búsqueda de un entendimiento mutuo, con base en el respeto pleno a los derechos humanos para dirimir las controversias internas".
Entre la tensión, la distancia y la mesura
El Gobierno de Lula fue, junto con Colombia y México, uno de los grandes articuladores para que las negociaciones entre el oficialismo venezolano y la oposición llegaran a buen puerto, y así poder realizar las elecciones del pasado 28 de julio. Desde entonces, la relación se mantuvo entre la tensión, la distancia y la mesura: "Me quedé asustado", dijo Lula antes de los comicios cuando Maduro avizoró que si ganaba la oposición encabezada por Edmundo González Urrutia y Machado habría un "baño de sangre". "Quien pierde las elecciones toma un baño de voto. Maduro tiene que aprender: cuando ganás, te quedas; cuando perdés, te vas", dijo en conferencia de prensa entonces.
El tono bajó y subió a lo largo de los meses y luego de que Brasil quedara a cargo de la representación de los intereses de Argentina y Perú en Caracas tras la decisión de Maduro de romper relaciones diplomáticas con esos dos países, entre otros.
MÁS INFO
La relación, igual, se tensó hasta el punto de que Caracas llamó a consultas a su embajador en Brasilia, Manuel Vadell, en rechazo a las declaraciones del asesor especial de asuntos exteriores brasileño Celso Amorim, que había acompañado presencialmente el desarrollo de los hechos en torno al escrutinio de las elecciones. Entonces, Amorim declaró ante O'Globo que "se rompió la confianza" con Venezuela, justificación que usaron para vetar su ingreso al bloque económico, político y social de los BRICS.
"Hasta la izquierda erra. La cuestión con Venezuela (en los BRICS) no tiene que ver con la democracia, tiene que ver con la quiebra de la confianza. Fue una cosa grave. Nos dijeron una cosa que no fue hecha", aseguró Amorim en declaraciones que casi le valen la denominación de "persona non grata" por la Asamblea de Venezuela y las acusaciones de ser un "mensajero del imperialismo norteamericano" por parte de Jorge Rodríguez, una de las figuras más cercanas a Maduro.
Tras esas idas y vueltas, a la jura de Maduro, el gigante sudamericano sólo se hizo presente con una pequeña comitiva encabezada por la embajadora, Gilvania Oliveira. Ahora, según informaron desde Francia, la apuesta parece ser el acercamiento. Según un comunicado del Palacio Eliseo, Lula mantuvo una conversación con Emmanuel Macron con quien plantearon la necesidad de retomar el diálogo entre oficialismo y oposición.
"Francia y Brasil están dispuestos a facilitar una retomada de los intercambios que puedan permitir un retorno de la democracia y de la estabilidad en Venezuela", dice el comunicado, según difundió el portal G1. "Todas las personas detenidas por sus opiniones o por tener un compromiso político deben ser liberadas inmediatamente", sostienen.