Un avión Embraer 190 operado por Azerbaijan Airlines, que cubría el vuelo J2-8243 de Bakú a Grozny, se estrelló este miércoles cerca de Aktau, Kazajistán. El accidente dejó al menos 35 muertos y 32 supervivientes, según las primeras informaciones, aunque las operaciones de rescate y los reportes sobre el estado de los heridos continúan en desarrollo.
La aeronave, con capacidad para entre 96 y 114 pasajeros dependiendo de su configuración, llevaba a bordo a 62 pasajeros y 5 tripulantes. Entre ellos se contaban 37 ciudadanos de Azerbaiyán, 16 de Rusia, seis de Kazajistán y tres de Kirguistán. Tras el impacto cerca del aeropuerto de Aktau, el avión se incendió, complicando las labores de rescate y extinción de incendios.
El Ministerio de Situaciones de Emergencia (MES) de Kazajistán desplegó un equipo de 52 efectivos y 11 unidades de rescate para atender la emergencia. "Las operaciones de extinción de incendios están en marcha, y los informes preliminares confirman que hay supervivientes", indicó un funcionario del MES.
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Azerbaijan Airlines, la aerolínea responsable del vuelo, confirmó el incidente y prometió más información a medida que avancen las investigaciones. Según datos de FlightAware, el avión había despegado de Bakú 11 minutos antes de lo previsto y emitió una señal de emergencia mientras sobrevolaba el mar Caspio.
Una ruta misteriosa
La ruta original del vuelo J2-8243 se vio alterada por diversos factores, entre ellos el clima adverso y posibles restricciones aéreas. Los informes preliminares señalan que el avión no pudo obtener permiso para aterrizar en Grozny debido a la niebla. En consecuencia, se intentó desviar primero hacia Makhachkala y luego a Aktau, donde finalmente ocurrió el siniestro.
Además, versiones periodísticas sugieren que el cierre de aeropuertos en el sur de Rusia, relacionado con un ataque de drones en la región, pudo haber forzado cambios adicionales en el itinerario. Según Reuters, esta actividad aérea no tripulada ha causado interrupciones en los aeropuertos de la zona en el pasado, y el más cercano a la ruta del avión fue cerrado la mañana del miércoles.
Aunque aún no se ha determinado oficialmente la causa del accidente, las primeras hipótesis apuntaban a un posible impacto con una bandada de pájaros mientras la aeronave estaba en vuelo, pero luego la propia aerolínea suprimió esa información. Este tipo de colisión puede provocar fallos críticos en los motores o en los sistemas de navegación. Sin embargo, las autoridades locales y los servicios de emergencia continúan analizando la información y no han descartado otros posibles factores.
El avión, diseñado para volar hasta 4.500 kilómetros, estaba equipado para manejar diversas condiciones climáticas, lo que añade complejidad al análisis de lo ocurrido. Las investigaciones incluirán el análisis de las cajas negras y las comunicaciones previas al accidente.
La tragedia del vuelo J2-8243 generó múltiples interrogantes sobre las circunstancias que llevaron al accidente. Desde los cambios en la ruta debido a la niebla y el cierre de aeropuertos en Rusia, hasta el manejo de emergencias en el aeropuerto de Aktau, las autoridades enfrentan un desafío para esclarecer el caso. Mientras tanto, los equipos de rescate continúan trabajando en la atención a los supervivientes y en la recuperación de los restos del avión.