Después de 52 días de realizadas las elecciones legislativas anticipadas, generadas por la disolución de la Asamblea Nacional, donde el Nuevo Frente Popular (izquierda) obtuvo la mayor cantidad de diputados (193), el presidente francés nombró Primer ministro el 5/09 a Michel Barnier, quien anunció presentar sus ministros esta semana. Según varias fuentes, el gobierno estaría compuesto por varios miembros de LR, que cuenta 47 diputados sobre 577 en el Parlamento. Sus principales dirigentes lo presionan para obtener los grandes ministerios.
El ex negociador del Brexit enfrenta grandes dificultades al no lograr la adhesión de ninguno de los tres socialistas solicitados para integrar su gobierno y por ahora ningún ecologista parece decidido a seguirlo. Su promesa de armar un gobierno “amplio con la derecha, el centro y la izquierda republicana” aparece como una empresa imposible.
Por otro lado Barnier se encuentra bajo la amenaza de una moción de censura por parte de la izquierda tal como lo sostuvo su candidata a Primera ministra, Lucie Castets, al portal Mediapart: «El Nuevo Frente Popular [NFP] censurará a un nuevo gobierno, sea quien sea, si considera que las políticas que propone son injustas y no responden a las necesidades de los franceses». Una moción que podría ser votada por otros diputados centristas cuando Barnier presente ante el Parlamento su hoja de ruta. Por su parte, el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen promete “no censurar automáticamente al nuevo gobierno” y “participar a la estabilidad institucional, en la medida en que Barnier no nombre a ex ministros de Macron, lo que significaría la continuidad de una política que fue derrotada en las urnas…” según sostuvo hoy en el canal BFMT, el presidente de RN, Jordan Bardella.
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¿Qué significa la moción de censura?
En el derecho constitucional francés, la moción de censura es el principal medio de que dispone el Parlamento para mostrar su desaprobación a la política del Gobierno y obligarle a dimitir.
Una moción de este tipo sólo es admisible si está firmada por al menos una décima parte de los miembros de la Asamblea Nacional (58 diputados). La votación sólo puede tener lugar cuarenta y ocho horas después de su presentación y la moción sólo puede ser aprobada por mayoría absoluta de los miembros de la Asamblea: o sea 289 votos de los 577 escaños.
El famoso dicho “el que pierde gana” se puede aplicar perfectamente a la situación actual de Francia. Esto es posible porque la Constitución del general de Gaulle de 1958 lo permite gracias a un sistema semipresidencialista donde el presidente tiene prerrogativas que lo convierten en casi un monarca en la medida en que es él quien nombra al Primer ministro.
En la mayoría de las democracias parlamentarias es el parlamento que designa al primer ministro. ¿Porqué se acusa a Macron de haber traicionado el voto popular? Porque rompe con la tradición y en lugar de nombrar a Lucie Castets, la candidata propuesta por el NFP, la coalición de izquierda que obtuvo la mayoría relativa, elige a Michel Barnier, de la derecha conservadora, asegurando de esa manera una cierta continuidad de su proyecto neoliberal, rechazado rotundamente en las urnas (su coalición pasó de tener 350 diputados en 2017 a 165 este año).
Con la excusa de que “nadie ganó”, - puesto que la Asamblea Nacional esta dividida en tres bloques y ninguno tiene la mayoría absoluta -, Macron nombra a un personaje que podrá controlar y con quien tiene afinidades políticas evidentes a pesar de la reticencia de algunos diputados macronistas a apoyar a Barnier antes de conocer el resultado de su casting ministerial.
¿Crisis política o crisis de régimen?
Según la Constitución, el presidente - cuyo mandato se termina en 2027 - no puede volver a disolver la Asamblea Nacional antes de julio del 2025. En caso de aprobarse la censura al gobierno de Barnier, Macron debería nombrar otro primer/a ministro/a y así sucesivamente, transformando a Francia en un país ingobernable y sumiéndolo en una inestabilidad política inextricable, lo que daría motivos al Jefe del Estado para invocar el artículo 16 de la Constitución, que le otorga (casi) plenos poderes. Solo fue utilizado una vez par el presidente Charles de Gaulle en 1961 durante la guerra de Argelia.
Según el Consejo Constitucional, el recurso al artículo 16 es competencia exclusiva del Jefe del Estado, ya que lo ejerce sin necesidad de refrendar, es decir, sin la firma del Primer Ministro y de los ministros. No obstante, este recurso es excepcional en caso de una amenaza grave e inmediata para las instituciones de la República, la independencia de la Nación, la integridad de su territorio o por la interrupción del funcionamiento regular de los poderes públicos constitucionales. Se trata de una medida excepcional y temporaria. Si no desempeña correctamente su función, el Presidente puede incluso ser destituido. Otro artículo de la Constitución, el 68, faculta al Alto Tribunal para destituirlo «en caso de incumplimiento de sus deberes manifiestamente incompatibles con el ejercicio de su mandato».
La Francia Insumisa anticipando lo que se viene propondrá a la Asamblea Nacional un proyecto de destitución del presidente Macron apoyado por los ecologistas y el PCF acusando al Presidente francés de «golpe institucional contra la democracia» por su negativa a «tomar nota» del resultado de las elecciones de julio nombrando a una Primera Ministra salida de las filas de la izquierda.” Para ser tratado el proyecto debe ser aprobado por los 12 diputados de izquierda, incluidos los 3 del PS, que tienen mayoría en el “Bureau” de la Asamblea (22 en total), la instancia mas importante del parlamento francés. Los tres diputados socialistas – que vacilan en votarlo -, tienen la llave para que el proyecto de destitución pueda ser tratado y comenzar el procedimiento de discusión en el hemiciclo.
El argumento central de LFI, expresado por Mathilde Panot, presidenta del grupo de diputados insumisos, es que si los miembros del bureau votan mañana martes 17, en contra de la admisibilidad del proyecto de destitución, esto impediría al parlamento debatir sobre la actitud antidemocrática de Macron, fragilizaría al parlamento e impediría el debate democrático tan necesario. La petición para destituir a Macron superó las 300.000 firmas y según la última encuesta de ELABE del 6/09, 55% de franceses apoyan la destitución del presidente y 74% considera que Macron no tuvo en cuenta el resultado de las elecciones legislativas.
Movilizaciones y huelgas masivas en perspectiva
Después del éxito de la enorme movilización del 7 de septiembre (300 000 personas en 150 ciudades de Francia), varias organizaciones sindicales en particular la Union étudiante, la Union syndicale lycéenne y Attac, llaman a manifestar el 21 de septiembre «contra el Gobierno Macron-Barnier» en toda Francia. Otras organizaciones feministas y ONGs como Greenpeace Francia, también se suman al movimiento de estos primeros convocantes. Se espera que los partidos de izquierda participen en las marchas.
Tres sindicatos de trabajadores y tres estudiantiles unificados en una intersindical llaman a una huelga con movilizaciones el 1° de octubre. Extracto del comunicado:
“...Cada vez hay más despidos en la industria, ya que los grandes grupos siguen deslocalizándose. Sin embargo, los dividendos alcanzan niveles récord y cada año se reparten 170.000 millones de euros en ayudas estatales a las empresas sin compensación. ¡Movilicémonos para conseguir el cese inmediato de todos los despidos, deslocalizaciones y la transformación medioambiental de nuestra industria!
Los jóvenes están entre los primeros en sufrir estas políticas de destrucción social. Es urgente garantizar la protección social de los jóvenes, reformar el sistema de becas y suprimir el acceso selectivo a la universidad.
El 1 de octubre comienzan los debates sobre los presupuestos del Estado y de la Seguridad Social en la Asamblea Nacional. Ahora es el momento de garantizar que los más ricos y las multinacionales paguen para financiar nuestros servicios públicos y por la justicia social y medioambiental. Ha llegado el momento de conseguir la derogación de la reforma de las pensiones.
Ahora es el momento de influir y ganar. Esto sólo puede lograrse mediante una clara y masiva demostración de fuerza. Todos a la huelga el 1 de octubre.”
La crisis política y social desencadenada por Macron revela el anacronismo de la Constitución actual y plantea la urgente necesidad de terminar con la Va. República gaullista - a la que François Mitterand solía calificar de “golpe de Estado permanente”- y pasar decididamente a la VIa. República llamando a una Asamblea Constituyente libre y soberana.