A un mes del balotaje en Ecuador, el correísmo recibe apoyo indígena y Noboa apuesta por el giro autocrático

Falta un mes para la definición por balotaje del futuro de Ecuador. Tras el empate técnico de la primera vuelta, Luisa González se entusiasma con el apoyo de la CONAIE mientras que Daniel Noboa enfrenta escándalos de corrupción. 

15 de marzo, 2025 | 00.05
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Ecuador está a un mes de un balotaje que podría forjar la vuelta del correísmo al Palacio de Carondelet, esta vez de la mano de Luisa González. Tanto en las elecciones del 2021 como en las del 2023 el desafío del correísmo fue romper el corset del núcleo duro para ampliar la alianza entre los sectores de izquierda, indígenas y progresistas. En ninguna de esas dos elecciones lo logró. Pero ahora, en el segundo intento de González contra el presidente Daniel Noboa, la sucesora de Rafael Correa logró hacerse del apoyo condicionado de gran parte del movimiento indígena y saca ventaja por los escándalos que sacuden al Gobierno desde su insatisfactoria performance en la primera vuelta del 9 de febrero. 

El empate técnico entre González y Noboa, que busca su reelección después de completar el mandato que había empezado Guillermo Lasso, dejó al Gobierno desorientado. El Presidente no solo había desplegado una campaña de comunicación a todo terreno sino que días antes de la elección difundía en redes sociales encuestas que lo daban ganador en primera vuelta. Es el escenario que manejaba el oficialismo pero no fue el que expresaron las urnas donde, por el contrario, se dio el fenómeno del “voto tapado”, sobre el que varios analistas habían advertido. 

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A días de la elección que definirá el futuro de uno de los países que fue clave para la unidad latinoamericana de principios de siglo, el correísmo está yendo a buscar los votos “blandos” que acompañaron a Noboa en la primera vuelta y se ilusiona con el apoyo que le dio esta semana Leónida Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y candidato que quedó tercero en la primera vuelta con el 5% de los votos. 

El respaldo que le dio la CONAIE a Luisa González supone un giro no solo en la campaña sino en la política nacional desde el proceso constituyente de 2007/2008, porque se volvió a lograr una relativa unidad de las izquierdas populares”, analizó en diálogo con El Destape Franklin Ramírez Gallegos, profesor investigador del programa de Sociología Política de Flacso Ecuador. La diferencia entre Noboa y González fue de 19 mil votos e Iza consiguió 500 mil, muy por encima de lo que necesita el correísmo para sacar ventaja a Noboa. 

La decisión política de la CONAIE podría ser decisiva. Las más de 75 organizaciones que la integran debatieron en la Asamblea Plurinacional y dejaron un mensaje claro: “Ni un solo voto a la derecha”. 

Sin embargo pusieron algunos condicionamientos: no a la nueva constitución; no a la minería a gran escala a cielo abierto; defender los sectores estratégicos públicos y amnistía e indulto para los defensores de derechos humanos y de la naturaleza. González agradeció el gesto y propuso una mesa de diálogo. 

Pero avanza en campo minado porque un mes para una elección es muchísimo tiempo y cualquier paso en falso puede dar vuelta la mano. González tomó nota de eso después de haber declarado días atrás su rechazo al cambio de sexo en menores de edad, una postura que le valió el apoyo de grupos religiosos y el repudio de organizaciones de derechos humanos. Según el analista de Flacso, son los problemas de “no configurar bien” la estrategia de segunda vuelta y tener múltiples discursos armados quirúrgicamente para nichos específicos. Una fuente cercana a la candidata reconoció en diálogo con este portal que el discurso para un balotaje tiene otras características. Si en la primera vuelta se trataba de presentar propuestas claras, este último tramo es “emocional” y busca llevar mensajes de “esperanza”; “aliento”, entre otros.

Un Gobierno desorientado que recurre a las prácticas de la “vieja política”

Es evidente que el resultado de la primera vuelta no fue lo que esperaba Noboa, el presidente que asumió como el más joven de la región e hijo del empresario más rico del país. Había desplegado una campaña que llamó la atención por la superioridad en términos de potencia de la que hicieron la decena de candidatos restantes y, al igual que hizo cuando ganó en 2023, jugó con el binomio la vieja política (el correísmo) versus lo nuevo. Pero el golpe que sufrió en las urnas también hizo caer el relato, según apuntó el analista de Flacso. “Esperaba una victoria cómoda pero terminó quedando bastante desdibujado. No pudo recomponer su narrativa y hay muchas señales de descomposición”, analizó Ramírez Gallegos. 

En el último mes, además, se sucedieron varios escándalos y denuncias de corrupción que apuntaron al corazón de la imagen presidencial. Tanto el analista de Flacso como una persona que participa de la campaña de González subrayaron a este medio que estos casos están teniendo incidencia en la intención de voto. El más importante fue la concesión del campo petrolero más productivo de Ecuador (Sacha) a familiares de Noboa. Tanto que la semana pasada, la ministra de Energía y Minas anunció la suspensión de adjudicación. También hubo otros como la compra con irregularidades de chalecos para las Fuerzas Armadas. 

“Lo del campo Sacha fue muy opaco y generó muchas dudas. Hizo que sindicatos petroleros que no eran afines al correísmo se hayan alineado con González. Es un escándalo que puede permear en los votos blandos que apoyaron a Noboa en la primera vuelta. Fue un tema que estuvo diez días en la primera línea de debate”, consideró el analista, y sostuvo que en estas condiciones es posible que el antinoboismo siga nutriendo la candidatura de González. 

Para evitarlo, el Presidente activó el órgano judicial y electoral. Por un lado “persigue” a Iza y a altos cuadros de Revolución Ciudadana como ex el candidato presidencial Andrés Araúz y a algunos consejeros y vocales, según apuntó el analista. Y por otro, logró que el Consejo Nacional Electoral (CNE) aprobara la prohibición del uso de dispositivos móviles, eléctricos o electrónicos a los electores durante el acto del sufragio. La inédita medida responde a que Noboa había denunciado, sin pruebas, que en la primera vuelta grupos criminales presuntamente obligaron a los electores a votar por González y la forma de constatar el voto era con una foto desde el cuarto oscuro. El repudio fue unánime entre opositores, el correísmo y abogados constitucionalistas que afirman que no se pueden cambiar las reglas electorales el mismo año de la elección.

Revolución Ciudadana también denunció fraude en algunas mesas en la primera vuelta pero no abrieron la vía judicial porque están abocados al balotaje en el que esperan reforzar su presencia en las 40 mil juntas electorales, según explicaron a este medio. Pero con las últimas novedades que implican una reforma en el sistema electoral la estrategia del correísmo podría cambiar.

Desde la primera vuelta para la oposición lo que se juega es la posibilidad de frenar la deriva autoritaria en la que entró Noboa, que reforzó cuando los ecuatorianos empezaron a retirarle el apoyo y cuando se hizo evidente que no puede cumplir su promesa de un Ecuador más seguro. Dar la pelea contra las bandas narco fue el corazón de su campaña, pero según los números oficiales enero y febrero de este año fueron los más violentos de la historia del país, al igual que todo el 2024 según el relevamiento que hizo el Center for Economic and Policy Research.