Mientras Donald Trump negocia con Vladimir Putin sobre la "necesidad de paz y un alto el fuego" en Ucrania, en la Franja de Gaza se muestra decidido a dar rienda suelta a una nueva ofensiva de su aliado Benjamin Netanyahu, que podría ser aún más inhumana que la que se frenó a principio de año con un alto el fuego, que permitió la liberación de decenas de rehenes israelíes y la excarcelación de cientos de prisioneros palestinos. Porque hoy, a un año y medio del masivo ataque de Hamas, la defensa de líderes, funcionarios, medios de comunicación y hasta de una parte importante de la sociedad de Israel para completar una limpieza étnica de los palestinos de Gaza es pública, explícita y cuenta con el apoyo también declarado del gobierno de Estados Unidos.


¿Por qué se reavivó la guerra en la Franja de Gaza?
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La primera etapa del alto el fuego acordado el año pasado quedó trunca en enero, cuando Israel se negó a cumplir con su parte del último intercambio. El mismo Gobierno israelí que es acusado de torturar a los detenidos palestinos en sus cárceles, denunció a Hamas de realizar "ceremonias humillantes" con los rehenes antes de entregarlos a la Cruz Roja Internacional, cuando los hacía saludar a sus captores y hasta agradecerles frente a un público de milicianos que aplaudían. Bajo este argumento, se negó a excarcelar a la última tanda de prisioneros palestinos y no se pudo cerrar la primera etapa de la tregua.
De todas maneras, Hamas y los países árabes mediadores iniciaron nuevas rondas de negociaciones para avanzar hacia la segunda etapa, cuando todos los rehenes israelíes deberían ser liberados y la ayuda humanitaria para enfrentar la dramática situación en Gaza aumentaría y se extendería por todo el territorio. Pero lejos de privilegiar el diálogo, hace dos semanas, Israel decidió frenar todo el ingreso de ayuda y combustible a Gaza, y cortó la electricidad. En otras palabras, decidió profundizar una de las peores crisis humanitarias del mundo y torpedear las negociaciones.
Mientras la mayoría de la comunidad internacional, con la ONU a la cabeza, le pedía que vuelva a permitir el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza, Netanyahu eligió recostarse por completo en su aliado más importante, Estados Unidos, ahora gobernado por un presidente que no intenta hacer un equilibrio imposible -y poco creíble-entre vender las bombas que Israel lanza contra los palestinos y blindar a Tel Aviv diplomáticamente, por un lado, y pedirle, por otro, moderación y consideración por los derechos humanos de los gazatíes.
Con este renovado apoyo, Netanyahu públicamente le delegó la negociación a Trump. El presidente estadounidense no sólo se subió a su defensa pública de una limpieza étnica de los palestinos de la Franja de Gaza y propuso que sean desplazados a países vecinos amigos de Washington como Egipto o Jordania (dos Estados que reconocen a Israel y reciben millones de dólares en cooperación económica y militar de Estados Unidos), sino que además acusó este martes a Hamas de ser el responsable de los nuevos bombardeos israelíes por no haber aceptado su ultimátum de principio de mes: “Pueden elegir. Liberen a todos los rehenes ahora, y no más tarde, devuelvan los cuerpos de la gente que mataron o se ACABÓ para ustedes”, escribió Trump en su red social Truth Social y agregó: “¡LIBEREN LOS REHENES AHORA O HABRÁ UN INFIERNO QUE PAGAR DESPUÉS!”
Con esta nueva espalda y sin apostar por el proceso de negociaciones que ya estaba abierto y funcionando, Israel dio definitivamente por muerto el lunes pasado el alto el fuego y retomó la guerra contra un territorio donde nueve de cada diez casas y más del 60% de los edificios ya fueron destruidos o dañados, y el 90% de la población tuvo que abandonar sus hogares y la mayoría vive abarrotado en campamentos interminables sin agua potable, con electricidad muy limitada y un acceso cada vez más difícil a los pocos hospitales que siguen en pie y funcionando, según datos de la ONU. Médicos Sin Fronteras describió este martes, además, hospitales desbordados y bajo nuevos ataques.
Algunos países europeos condenaron los nuevos ataques y la dirigencia palestinos volvió a pedir que el mundo presione a Israel para que se detenga. Pero se trata de una mera repetición de expresiones que vienen siendo vertidas sin éxito una y otra vez desde hace décadas y, con más frecuencia -y dramatismo- en los últimos dos años.
El costo humano, de uno y otro lado
En 15 meses, los bombardeos aéreos y la invasión terrestre de Israel mató a casi 47.000 palestinos e hirió a más de 110.000. Solo en la madrugada del martes, en el reinicio de la ofensiva israelí, más de 400 palestinos fallecieron, según las autoridades locales, quienes aclararon que el número puede subir porque aún no pudieron intentar recuperar cuerpos debajo de los escombros. Y no serían los únicos. Hace solo unos días, el gobierno de Hamas informó que calculan en más de 14.200 los desaparecidos desde que comenzaron los ataques israelíes, el 7 de octubre de 2023, como represalia del masivo atentado contra el sur de Israel.
Hace meses que UNICEF viene calificando la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza como "una guerra contra los niños". Y este martes el capítulo palestino de Defensa de los Niños Internacional, con sede en Ramallah, en la también ocupada Cisjordania, denunció que la madrugada del martes al menos 174 niños murieron por los bombardeos israelíes, lo que representa el día más sangriento para los menores de edad en Gaza en estos últimos dos años. Esta cifra coincide con los relatos de varios médicos de Gaza, quienes en las últimas horas relataron que la mayoría de los víctimas de los nuevos bombardeos fueron mujeres y niños.
Pese a las denuncias desde los hospitales de la Franja de Gaza y los cuestionamientos de algunos gobiernos de Europa, Netanyahu fue tajante: "Esto es recién el comienzo". Además, marcó el nuevo tono del diálogo que quiere Tel Aviv y, también Washington: las negociaciones, a partir de ahora, "solo se harán bajo fuego".
Poco después, el ministro de Defensa Israel Katz se explayó sobre la amenaza del primer ministro. "Hamas debe entender que las reglas del juego cambiaron", dijo cuando visitaba una base de la fuerza aérea y agregó que si el movimiento palestino extremista no libera de inmediato a todos los rehenes que aún mantiene bajo su control, "las puertas del infierno se abrirán y se enfrentarán a todo el poder de las IDF (fuerzas armadas israelíes) por aire, mar y tierra". "No dejaremos de pelear hasta que todos los rehenes sean traídos a casa y todas las amenazas a los residentes del sur (de Israel) sean eliminadas", concluyó.
Pero en Israel no todos creen que la estrategia de Netanyahu y su aliado Trump de liberar a los rehenes con la fuerza militar y someter a Hamas a una nueva negociación con bombardeos y más muertos vaya a funcionar. Familiares de algunos de los secuestrados que siguen bajo cautiverio en Gaza se movilizaron hacia la frontera de facto con ese territorio palestino ocupado para reclamar que su Gobierno priorice a sus seres queridos en vez de prorrogar la guerra y, según la oposición, priorizar sus propios cálculos políticos. Además, decenas de manifestantes pidieron terminar la guerra y negociar la liberación de los rehenes, y fueron reprimidos por la Policía.
Mientras que los aliados de derecha, extrema derecha y ultranacionalistas de Netanyahu cerraron filas detrás de la decisión de retomar la guerra, Yair Golan, el líder de Los Demócratas -la alianza entre los históricos partidos de izquierda y centro-izquierda Meretz y el Laborismo- acusó al primer ministro de utilizar a la fuerzas armadas y a los rehenes como "meras cartas en su juego de supervivencia".
"Los soldados en el frente y los secuestrados en Gaza son meras cartas en su juego de supervivencia: Netanyahu está utilizando las vidas de nuestros ciudadanos y soldados porque tiembla de miedo ante nosotros y nuestra protesta contra el despido del jefe del Shin Bet (servicio de inteligencia interno). Por eso, no debemos permitir que esta locura triunfe. La protesta debe estallar con furia para salvar a los rehenes, a los soldados y al Estado de Israel de las manos de este hombre corrupto y peligroso. Esta es nuestra responsabilidad. Éste es nuestro deber. Y si no nos rendimos, ganaremos", escribió en sus redes sociales.
MÁS INFO
Como suelen concluir los analistas más veteranos del conflicto israelí-palestino cuando no tienen enfrente una cámara o un micrófono, la relación de fuerzas actual hace casi imposible que sean los palestinos los que pateen esta cancha inclinada y abran un camino para empezar a buscar una verdadera solución pacífica y negociada. Lo mismo se puede decir de la ofensiva hoy en la Franja de Gaza. Los palestinos, tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania, se encuentran bajo ataque israelí y la historia del último medio siglo de ocupación les enseñó que mientras que la vía armada los aísla internacionalmente y endurece aún más la posición de Israel, la vía pacífica o política les gana una simpatía insuficiente en el mundo y no logra moderar en absoluto el avance israelí sobre los territorios ocupados y la población palestina dentro de Israel.
Por eso, como propone Yair Golan, es la "responsabilidad" y el "deber" de la sociedad israelí forzar una salida negociada que frene esta nueva matanza que comenzó en la Franja de Gaza, por la población civil encerrada, hambreada y traumatizada de Gaza, y también por los rehenes israelíes que siguen secuestrados en ese devastado territorio.