El nuevo primer ministro de Canadá, Mark Carney, convocó este domingo a elecciones anticipadas para el próximo 28 de abril y argumentó que necesita un mandato fuerte para hacer frente a la amenaza que representa el presidente Donald Trump. "Quiere quebrarnos para que Estados Unidos pueda adueñarse de nosotros", denunció.
Carney solicitó la disolución del Parlamento en una reunión que mantuvo con la gobernadora general de Canadá, Mary Simon, representante formal del jefe del Estado, el rey Carlos III de Inglaterra. La convocatoria respeta de forma ajustada la normativa canadiense, que prevé un mínimo de 36 días de campaña electoral, hasta el 27 de abril, y las elecciones serán el día siguiente, un lunes. Salvo contadas excepciones las elecciones canadienses suelen celebrarse los lunes.
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El repunte el Partido Liberal
Carney espera aprovechar la notable recuperación de su Partido Liberal en las encuestas desde enero, cuando Trump comenzó a amenazar a Canadá y el ex primer ministro Justin Trudeau anunció su dimisión. Al jurar su cargo el 14 de marzo, Carney había dicho que podía trabajar con Trump y que lo respetaba. Hoy, sin embargo, adoptó un enfoque más combativo.
"Nos enfrentamos a la crisis más importante de nuestras vidas debido a las injustificadas acciones comerciales del presidente Trump y sus amenazas a nuestra soberanía", dijo Carney a periodistas, en referencia a los aranceles que impuso el presidente de Estados Unidos y a las sucesivas amenazas de convertir a Canadá en el estado número 51 de ese país.
"Nuestra respuesta debe ser construir una economía fuerte y un Canadá más seguro. El presidente Trump afirma que Canadá no es un país real. Quiere quebrarnos para que Estados Unidos pueda adueñarse de nosotros. No dejaremos que eso suceda", insistió.
Las propuestas del Partido Liberal
En el que es ya su primer acto de campaña, Carney propuso una reducción de un punto en el tramo más bajo del impuesto de la renta para "devolver 825 dólares a los bolsillos de las familias canadienses", según prometió hoy en un acto recogido por la televisión pública canadiense, CBC.
Carney centró su discurso en la economía porque su generación tuvo "más oportunidades y la vida era más asequible", mientras que las generaciones posteriores "trabajan igual de duro o más que nosotros".
"Quiero a Canadá. Nuestro país me lo ha dado todo. Estoy hoy aquí porque quiero devolverle todo a Canadá", afirmó en un acto en el que cargó contra la oposición. "Es fácil ser negativo con respecto a todo cuando nunca has arreglado nada, pero las proclamas negativas no son soluciones. La rabia no es acción. La división no es fuerza", argumentó.
Además, dijo que avanzarán en la creación de un nuevo ministerio de eficacia de las organizaciones públicas: "Queremos gestionar la eficiencia pública dándole la vuelta al enfoque concentrándonos en el resultado. Ese es el principal motivo", indicó. Así, recordó que el gasto público aumentó un 9 por ciento "en los últimos años" y que su intención es reducirlo.
"Nos estamos concentrando en que haya más inversión. Es el momento de construir. Eso es lo que necesitamos", crear empleo y generar crecimiento económico, argumentó. "Vamos a emplear los escasos dólares de los contribuyentes para catalizar una enorme inversión privada" en energías limpias, nuevas infraestructuras comerciales y viviendas.
Carney, un exbanquero central que ocupaó el cargo en dos ocasiones y no tiene experiencia política ni en campañas electorales, se hizo con el liderazgo liberal hace dos semanas al convencer a los miembros del partido de que era la mejor persona para enfrentarse a Trump.
Ahora tiene cinco semanas para ganarse a los canadienses. Las encuestas sugieren que los liberales, que están en el poder desde 2015 y que a principios de año iban muy por detrás de la oposición oficial conservadora, ahora están ligeramente por delante de sus rivales.
Una encuesta en línea de Angus Reid realizada a 4.009 personas y publicada el lunes pasado situó a los liberales con un 42% de apoyo público y a los conservadores con un 37%. El margen de error era de alrededor del 1,5 %. En tanto, una encuesta en línea de Leger realizada a 1.568 personas para el National Post publicada el mismo día situó a los liberales en el 42% y a los conservadores en el 39%. El margen de error era de alrededor del 2,5%.
Con información de Reuters y Europa Press