Hace 20 años una joven formoseña fue diagnosticada con diabetes tipo 1. Pero gracias a la salud pública provincial, Romina vivió una transformación radical en su vida tras recibir un trasplante renopancreático. Es una compleja cirugía que le permitió dejar atrás la diálisis y la dependencia de la insulina gracias al Hospital de Alta Complejidad (HAC) “Pte. Juan Domingo Perón”.
Este procedimiento, que implica el trasplante simultáneo de riñón y páncreas, es una opción clave para pacientes con insuficiencia renal causada por la diabetes tipo 1, permitiéndoles recuperar su calidad de vida.
Romina pasó cuatro años en diálisis antes de recibir el trasplante. “Llevaba un año en lista de espera y aún no puedo creer que finalmente me realizaron la cirugía, fue todo muy rápido. Recibir la llamada fue un momento muy emotivo. Estaba sola en casa porque mis padres estaban de viaje cuando la jefa de trasplante me informó que había un posible donante”, recordó la joven.
Tras la noticia, se preparó de inmediato para la cirugía, que tuvo una duración aproximada de seis horas y se llevó a cabo con éxito. “Ahora puedo disfrutar al máximo sin depender de las máquinas de diálisis. Es un gran alivio. Quiero viajar, conocer nuevos lugares con mi familia y retomar mis estudios, algo que antes me resultaba muy difícil por la debilidad que me provocaba la diálisis”, expresó emocionada.
El doctor Esteban Alvarenga, médico nefrólogo y coordinador de Trasplante Renal y Renopancreático en el Hospital de Alta Complejidad "Pte. Juan Domingo Perón", explicó la importancia de esta intervención. “La cirugía se desarrolló sin complicaciones. El páncreas comenzó a funcionar de inmediato y el riñón no requirió sesiones de diálisis posteriores al trasplante, lo cual es un gran éxito”, detalló.
Además, resaltó el impacto positivo del trasplante: “No solo mejora la salud y calidad de vida del paciente, sino que también permite vivir sin la dependencia de la insulina y la diálisis”.
Este tipo de cirugías de alta complejidad solo se realizan en algunos hospitales públicos del país, como en Buenos Aires, Córdoba y Formosa. La posibilidad de acceder a este tratamiento en la provincia demuestra el compromiso del sistema de salud formoseño, que garantiza a sus pacientes intervenciones de vanguardia sin necesidad de trasladarse a otras jurisdicciones.
La historia de Romina también pone en evidencia la relevancia de la donación de órganos. Gracias a la generosidad de los donantes y sus familias, personas como ella reciben una segunda oportunidad para vivir plenamente. Estos actos de solidaridad marcan la diferencia en la vida de quienes esperan un trasplante, llenándolos de nuevas posibilidades y esperanzas.