La cifra de muertos el fin de semana en la zona de Cité Soleil subió a 180, informó el lunes la oficina del primer ministro de Haití, en unos ataques que, según una ONG, fueron ordenados por el líder de una banda que sospechaba que su hijo había enfermado mediante brujería.
"Se ha cruzado una línea roja", dijo la oficina en un comunicado, añadiendo que "movilizará todas las fuerzas para localizar y aniquilar" a los responsables, incluido el líder de la banda Wharf Jeremie, Monel "Mikano" Felix, a quien acusó de planear el ataque. Según indicó, la mayoría de las víctimas eran ancianos.
La Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH), una ONG haitiana que supervisa las instituciones del Estado y promueve la educación en derechos humanos, declaró el domingo que al menos 110 personas -todas mayores de 60 años- habían muerto en Cité Soleil durante el fin de semana.
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Más tarde afirmó que el número de muertos podría ser mayor, ya que los testigos dijeron que "cuerpos mutilados fueron quemados en las calles, incluyendo varios individuos jóvenes que fueron asesinados tratando de salvar a los residentes".
RNDDH afirmó que Felix ordenó la matanza después de que su hijo cayó enfermo y un sacerdote vudú acusó a ancianos de la zona de dañar al niño mediante brujería. El grupo afirmó que el hijo de Felix falleció el sábado por la tarde.
Reuters no pudo verificar de forma independiente los hechos descritos por RNDDH. Felix no hizo comentarios inmediatos sobre las acusaciones del RNDDH.
Cité Soleil, una barriada densamente poblada junto al puerto de la capital, Puerto Príncipe, es una de las zonas más pobres y violentas de Haití. El férreo control de las bandas, que incluye la restricción del uso de móviles, ha limitado la capacidad de los residentes para compartir información sobre la masacre.
El gobierno, sacudido por luchas políticas internas, ha tenido dificultades para contener el creciente poder de las bandas armadas en la capital y sus alrededores. A las bandas se les acusa de asesinatos indiscriminados, violaciones en grupo, secuestros y de agravar una grave escasez de alimentos.
(Reporte adicional de Emma Farge en Ginebra y Natalia Siniawski en Gdansk; escrito por Sarah Morland. Editado en español por Carlos Serrano)
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