La presidenta de Georgia, Salomé Zourabichvili, calificó el sábado de ilegítimo al gobierno y afirmó que no abandonará el cargo cuando termine su mandato el mes próximo, desafiando al primer ministro, que acusó a las fuerzas de la oposición proeuropea de tramar una revolución.
El país del Cáucaso Sur entró en crisis el jueves, cuando el partido Sueño Georgiano, del primer ministro Irakli Kobakhidze, declaró que interrumpía las negociaciones de adhesión a la Unión Europea para los próximos cuatro años por lo que calificó de "chantaje" del bloque a Georgia, dando bruscamente marcha atrás en un antiguo objetivo nacional.
La adhesión a la UE goza de una abrumadora popularidad en Georgia, que tiene consagrado en su Constitución el objetivo de ingresar en el bloque, y la repentina congelación de las conversaciones de adhesión ha desencadenado grandes protestas en este montañoso país de 3,7 millones de habitantes.
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En un discurso pronunciado el sábado, Zourabichvili, una crítica pro-UE del Sueño Georgiano cuyos poderes son sobre todo ceremoniales, dijo que el Parlamento no tenía derecho a elegir a su sucesor cuando finalizara su mandato en diciembre, y que ella permanecería en su puesto.
Zourabichvili y otros críticos del gobierno afirman que las elecciones del 26 de octubre, en las que Sueño Georgiano obtuvo casi el 54% de los votos, estuvieron amañadas, y que el parlamento que eligió es ilegítimo.
"No hay parlamento legítimo y, por tanto, un parlamento ilegítimo no puede elegir a un nuevo presidente. Así pues, no puede celebrarse ninguna toma de posesión, y mi mandato continúa hasta que se forme un parlamento legítimamente elegido", declaró.
(Reportaje de Felix Light; Redacción: Maxim Rodionov; Edición de Jan Harvey, Alexander Smith y Helen Popper, Editado en español por Juana Casas)