El número de muertos por el paso del ciclón Chido por el territorio francés de ultramar de Mayotte seguía sin estar claro el miércoles, debido a la destrucción de los barrios de chabolas en los que vivían inmigrantes indocumentados y a que muchas zonas son aún inaccesibles.
Autoridades locales y trabajadores sanitarios han dicho que cientos o incluso miles de personas podrían haber muerto a causa de la peor tormenta que ha azotado el archipiélago del océano Índico en 90 años, pero, hasta este momento, solo hay 22 víctimas mortales registradas en el hospital.
"No puedo dar una cifra de muertos porque no lo sé. Temo que la cifra sea demasiado elevada", dijo el miércoles el ministro del Interior en funciones, Bruno Retailleau, a BFMTV.
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Algunas víctimas fueron enterradas antes de que se contabilizaran sus muertes y las autoridades siguen sin poder acceder a algunas zonas.
La situación se complica aún más por la incertidumbre sobre la cantidad exacta de población de Mayotte. Aunque las estadísticas oficiales la cifran en 321.000 personas, muchos creen que es mucho mayor debido a la inmigración indocumentada, principalmente de Comoras y Madagascar.
Las autoridades están intensificando las operaciones de socorro y el miércoles se distribuirán 120 toneladas de alimentos. Los suministros han llegado a través de un puente aéreo desde el otro territorio francés del océano Índico, la isla Reunión.
Retailleau también dijo que dos gendarmes resultaron heridos por proyectiles por la noche, durante el toque de queda decretado el martes en respuesta a los saqueos y la anarquía. Mayotte es el territorio de ultramar más pobre de Francia y ha sufrido repetidos disturbios en los últimos años.
Por la mañana, los habitantes de la capital, Mamoudzou, cuyas casas sobrevivieron a la tormenta, martilleaban chapas metálicas para cubrir los tejados dañados. Miles de chozas más endebles de los barrios de chabolas de la ciudad fueron arrasadas por completo, dejando campos de tierra y escombros.
El ferri que une las dos islas principales de Mayotte reanudó sus servicios el miércoles para la población civil, lo que permitió a algunas personas atrapadas por la tormenta regresar con sus familias.
"Llevo cinco días sin saber nada de mis empleados", dijo un propietario de tierras que tomaba el ferri, que no quiso dar su nombre. "Hemos vuelto a la Edad de Piedra".
Con información de Reuters