El 20 de diciembre el presidente Javier Milei anunció un ambicioso plan nuclear para abastecer la demanda de energía de los “servidores de inteligencia artificial” que iba a generar una “revolución” en el sector. Hasta el momento no se conocen avances de la iniciativa. Sólo se sabe que se hará con fondos privados. Sin embargo, el presupuesto destinado a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CENA) en el primer año del gobierno de Milei cayó 26,9% en comparación con 2023. El dato se desprende de un análisis que realizó el físico e investigador del Conicet, Jorge Aliaga, actual secretario de Planeamiento de la Universidad Nacional de Hurlingham. En los hechos, en 2023 la inversión en la CNEA fue de $ 341.862 millones, mientras que en 2024, durante el primer año del gobierno libertario, los fondos totalizaron $ 249.897 millones.
Como consecuencia de la desinversión estatal, se paralizó por completo el proyecto CAREM, un reactor modular pequeño (comparado con una central como Atucha, pero escalable) para producir energía. Además, se ralentizó el avance del RA-10, otro proyecto para construir un reactor multipropósito destinado al suministro de radioisótopos y la producción nacional de combustibles nucleares, entre otros productos. Se trata de los principales proyectos nucleares que lleva adelante la CNEA y que el Estado hace alrededor de 10 años viene destinando millones de dólares y recursos humanos. Fuentes del área nuclear explicaron a El Destape que, en el caso del CAREM, “los contratos de fabricación están todos cancelados” y que “hasta echaron a la gente que llevaba la contabilidad del proyecto”. “El CAREM está básicamente cancelado”, sentenciaron.
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Análisis del presupuesto
Los datos que analizó Aliaga fueron publicados por la Oficina Nacional de Presupuesto y están calculados según el presupuesto devengado en pesos constantes (contemplando la inflación) a precios de 2025, según explicó el físico a El Destape.
Siguiendo el análisis del investigador, el presupuesto vigente para la CNEA (a valores de 2025) durante este año será de $ 206.735 millones, que implica un derrumbe de 39,5% en comparación con 2023. Además, alrededor de $ 84.000 millones de ese monto estarán destinados exclusivamente a salarios, que en 2024 perdieron un 25% frente a la inflación, como toda la Administración Pública Nacional.
Como el gobierno atravesará el segundo año consecutivo sin presupuesto (el último vigente es de 2023), en la entidad nuclear estiman que habrá partidas especiales en 2025 porque con los fondos previstos la CNEA prácticamente no puede funcionar.
El investigador del Conicet explicó que -para el análisis del presupuesto- utilizó valores a 2025 a partir del Índice de Precios Implícitos (IPI) del “Informe de avance del nivel de actividad” que publicó este miércoles el INDEC (similar al IPC, pero que habitualmente se utiliza para comparar presupuestos y el PBI). Aliaga también remarcó que para el presupuesto previsto para 2025 tuvo en cuenta “el IPI con el que hicieron el proyecto de Presupuesto 2025, que preveía un IPC de 18% y IPI de 28%”.
Papeles vs proyectos avanzados
Distintos países con tecnología nuclear están corriendo una carrera por ver quién desarrolla primero un reactor nuclear pequeño (RSM), pero comercializable y escalable. El CAREM es, junto a un proyecto chino, de los más avanzados del mundo. Sin embargo, el gobierno paralizó el proyecto y se volcó –al menos discursivamente- por el ACR-300, que es un diseño de reactor modular desarrollado por ingenieros de INVAP, pero que sólo está en los papeles y no tiene ningún tipo de avance hasta el momento.
Las mismas fuentes técnicas del área nuclear remarcaron a El Destape que “el proyecto CAREM hoy está paralizado, pero estaba muy avanzado. La obra civil del edificio del reactor está finalizada. Tiene el 84% de la ingeniería de detalle finalizada y el 78% de los componentes metal-mecánicos listos para la compra. Antes de la paralización, en general el avance era mayor al 65%”.
Por su parte, el proyecto AR-10, un reactor multipropósito que se desarrolla en el Centro Atómico Ezeiza, tiene un grado de avance de más de 80% con la obra civil terminada. Los fondos que recibió en 2024 hicieron que el desarrollo sea mucho más lento en comparación a la velocidad que venía teniendo en los últimos años.
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