Javier Milei y Luis Caputo salieron a festejar eufóricamente la inmediata salida del cepo cambiario, pero lo que no dicen es que su apuesta es muy arriesgada. El enorme desembolso inicial que el FMI realizará para darle al Banco Central el colchón de reservas que necesita deja al país desprotegido contra los vencimientos que vendrán en los próximos años: entre 2026 y 2029, habrá giros del Fondo por sólo 5.000 millones de dólares, un número que se contrapone a los casi 33.000 millones que Argentina debe devolver en ese mismo período a ese organismo de crédito internacional.
Lo que iba a ser el viernes un anuncio sobre un nuevo mega endeudamiento con el FMI se transformó, con habilidad política de parte del Gobierno, en un anuncio sobre la salida inmediata del cepo. Para eso, el Fondo hizo, nuevamente, una excepción con Argentina. Se trata de un desembolso inicial de 15.000 millones de dólares (12.000 millones este martes y otros 3.000 millones en junio), frente a un total de 20.000 millones de dólares que prestará durante todo el programa. Es decir, solo en 2025 llegará un 75% de los fondos totales, y el 60% sólo este martes, algo pocas veces visto en la historia del organismo.
Es lo que necesita sí o sí el Banco Central. Un colchón grande de dólares con el que hacer frente a la compra masiva de divisas por parte de las personas físicas y empresas (en cuanto a flujos) que se espera con el fin del cepo, para de ese modo concretar una salida suave que no genere una corrida cambiaria.
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Los vencimientos de 2025-2029 y la diferencia con el programa de 2022
Pero este favor político del FMI, directamente influenciado por Donald Trump, deja a Argentina bajo un gran riesgo de desprotección a partir de 2026. Lo que ocurre es que el hecho de que el programa firmado ahora tiene cuatro años y medio de gracia hasta empezar los pagos no es del todo cierto.
Si bien efectivamente las devoluciones de lo que se girará en el actual programa empiezan recién dentro de cuatro años, en verdad habrá vencimientos con el FMI, tanto de capital como de intereses, entre 2025 y 2029. Esto se debe a que queda vigente el calendario de pagos del programa firmado en 2022 por Martín Guzmán.
Según el staff report que publicó el Fondo en los últimos días, en 2025 el propio organismo realizará desembolsos por 15.163 millones de dólares, pero estos serán de solo 1.444 millones de dólares en 2026, 1.445 millones en 2027, 1.445 millones en 2028 y 722 millones en 2029. En total, desembolsos por 5.056 millones de dólares en el período en los cuatro años.
En paralelo, el mismo staff report especifica que Argentina debe pagarle al FMI 4.207 millones de dólares en 2026 (de los cuales 1.104 millones son vencimientos de capital), 7.635 millones en 2027 (4.308 millones de capital), 9.745 millones en 2028 (6.417 millones de capital) y 11.317 millones en 2029 (8.051 millones de capital). En total, pagos por 32.904 millones de dólares en los cuatro años. Como se ve, buena parte de ellos son en concepto de intereses que siguen incrementándose con cada nuevo acuerdo.
Esa enorme diferencia -unos 5.000 millones de dólares de giros versus casi 33.000 millones de dólares de vencimientos- no existía con el Programa de Facilidades Extendidas firmado en 2022. En aquel acuerdo, los vencimientos de capital prácticamente coincidían en calendario con los giros que realizaba el Fondo, lo que permitía refinanciarlos de esa manera y los reducía casi a una cuestión meramente contable (pero que, obviamente, permitía al organismo controlar políticamente el programa económico oficial).
"Este desbalanceo va a pasar porque, en definitiva, te están adelantando guita. A diferencia de lo que fue el acuerdo del 2022 en el que los desembolsos casi que calzaban con los vencimientos", explicó al respecto Federico Zirulnik, economista del CESO.
El Gobierno, mientras, se vanagloria de que los 20.000 millones de dólares serán de libre disponibilidad. Por lo que si los 15.000 millones de dólares que llegarán entre este martes y junio próximo para engrosar las reservas que sumará el Banco Central se esfuman rápidamente a través de la liberación del cepo, el Gobierno no tendrá los fondos necesarios para repagar la deuda al organismo.
Hay, de paso, una diferencia más con el programa de 2022. En este nuevo programa firmado por Caputo, las revisiones serán semestrales y no trimestrales, lo que dará una mayor flexibilidad a la política económica del Gobierno a la hora de buscar el cumplimiento de las metas fijadas. Una muestra más del favor político del Fondo a Milei.
Las alternativas de financiamiento
En definitiva, esta vez no será posible refinanciar los pagos al FMI con los giros del propio Fondo. Por eso, el mismo Programa de Facilidades Extendidas prevé otras fuentes de financiamiento que permitan cancelar los vencimientos no solo con el organismo sino los que Argentina tiene en su totalidad con otros organismos y con bonistas privados.
El problema es que estas otras fuentes de financiamiento llevan implícitos supuestos que no están ni mucho menos asegurados. Una posibilidad es que el BCRA acelere su acumulación de reservas gracias a la mayor liquidación del campo, ahora que tiene un tipo de cambio más competitivo.
Otra fuente segura de financiamiento es la de los otros organismos de crédito internacional (Banco Mundial, BID y CAF), que, según detalla el staff report del FMI, girarán a Argentina fondos por casi 5.000 millones de dólares al año entre 2026 y 2029. Dinero que, por una cuestión contable, puede también ser considerado de libre disponibilidad.
Sin embargo, hay otra fuente de financiamiento que el FMI da por sentada pero que es muy dudosa y que muestra el verdadero riesgo que está tomando el Gobierno al pedir un desembolso inicial grande: la de los mercados internacionales.
Según el mismo staff report, el FMI y Argentina prevén que el país vuelta al mercado de deuda tradicional en 2026 y consiga financiamiento por 4.000 millones de dólares ese año, 5.000 millones en 2027, 5.000 millones en 2028 y 6.000 millones en 2029.
Esto supone que el riesgo país argentino bajará lo suficiente en los próximos meses (a cerca de 500 puntos). Algo cuanto menos dudoso en el actual escenario mundial, con una guerra comercial que provocó que se revalorizaran los bonos del tesoro norteamericano, tenidos como seguros frente a los vaivenes económicos. En este contexto, el indicador del JP Morgan trepó la última semana a casi 1.000 puntos nuevamente.
Si los giros de este año se van por la liberación del cepo y la vuelta al mercado de deuda no se logra, quedará una brecha de miles de millones de dólares entre necesidades y fuentes de financiamiento que llevarán a Argentina, ahora con una deuda externa engrosada en 20.000 millones de dólares, a un nuevo escenario de renegociación o default.