La actividad económica tuvo una suba mínima del 0,6% mensual en enero

En enero de 2025, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) registró una suba de 6,5% en la comparación interanual. 

27 de marzo, 2025 | 16.16
La actividad económica tuvo una suba mínima del 0,6% mensual en enero La actividad económica tuvo una suba mínima del 0,6% mensual en enero

En enero de 2025, el estimador mensual de actividad económica (EMAE) registró una suba de 6,5% en la comparación interanual y de 0,6% respecto a diciembre en la medición desestacionalizada.

Con relación a igual mes de 2024, diez de los sectores de actividad que conforman el EMAE registraron subas en enero, entre los que se destacan Intermediación financiera (25,7%) y Comercio mayorista, minorista y reparaciones (11,3% interanual).

La actividad de Comercio mayorista, minorista y reparaciones (11,3% interanual), a su vez, fue la de mayor incidencia positiva en la variación interanual del EMAE, seguida por Intermediación financiera (25,7%) e Industria manufacturera (6,0%). Por su parte, cinco sectores de actividad registraron caídas en la comparación interanual, entre los que se destacan Pesca (-3,8%) y Hoteles y restaurantes (-2,8%).

Las actividades de Administración pública y defensa, planes de seguridad social de afiliación obligatoria (-1,7%) y Otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales (-2,6%) son las de mayor incidencia negativa y, junto con las dos anteriores, le restan 0,22 puntos porcentuales al crecimiento interanual del EMAE.

Capacidad instalada

La actividad económica devenida del plan sistemático de ajuste del programa Milei–Caputo sigue funcionando a media máquina, solamente sostenida las exportaciones de granos y petróleo. En enero, se registró una utilización de la capacidad instalada en la industria del 55%. La comparación anual se realiza contra el primer mes del Gobierno de Milei, post devaluación. En aquel entonces, las empresas funcionaban al 54,6%. Luego de 12 meses, siguen operando al 55% de su capacidad. En la comparación contra diciembre del año pasado, la caída fue del 1,7 punto porcentual.

De acuerdo al Indec, el nivel de actividad es sostenida por las actividades exportadoras, en detrimento de los sectores de mano de obra intensiva y focalizados en el mercado interno. Según el relevamiento oficial, la refinación del petróleo dio cuenta de una utilización de la capacidad instalada de 84,6%, superior al registrado en el primer mes del año anterior (83,5%), a partir del mayor nivel de procesamiento de petróleo crudo.

Este porcentaje se encuentra muy por encima de la media general del resto de las actividades. Otros sectores que tuvieron un alza por encima de la media fueron sustancias y productos químicos (66,0%), productos alimenticios y bebidas (61,0%), en donde se encuentra el sub rubro de procesamiento de soja e industrias metálicas básicas (59,3%).

“Los productos alimenticios y bebidas muestran en enero un nivel de utilización de la capacidad instalada de 61,0%, superior al registrado en el primer mes del año anterior (57,7%), debido principalmente a una mayor molienda de oleaginosas”, puede leerse en el informe del Indec.

Mal resultado

Argentina fue el país con mayor caída industrial del mundo en 2024. Así lo definió la organización Misión Productiva, que dio a conocer un informe donde alerta que el año pasado Argentina fue el país con mayor caída industrial del mundo. La reactivación parte de un piso muy bajo para la industria. Los datos de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) advierten que, en una muestra de 79 países, Argentina fue el que más se contrajo en términos de producción industrial. La caída promedio fue de 9,4% durante el año pasado respecto al período anterior.

Entre 79 países relevados, el país lideró el ranking de retroceso productivo: -9,4% anual. Un desempeño preocupante que alerta sobre la pérdida de capacidades industriales.

Detrás de este retroceso se encuentran principalmente la fuerte caída de la demanda interna, en un contexto de pérdida del salario real, especialmente durante la primera mitad del año, y la contracción de actividades que tradicionalmente traccionan, como la construcción.

Además, se produjo un desarme de políticas industriales: se eliminaron líneas de financiamiento para pymes, programas de promoción sectorial y herramientas de desarrollo tecnológico. Si bien este factor no explica la magnitud del retroceso, sí consolidó un entorno menos favorable.