El miércoles 11 de diciembre, con localidades completamente agotadas semanas antes, se vivió una noche de leyendas indiscutibles en Flores: Keith Morris (fundador de Black Flag) y Greg Hetson (parte de Bad Religion) por el lado de Circle Jerks; y, principalmente, Milo Aukerman y Bill Stevenson (productor y baterista de varios discos de Black Flag) por Descendents. Mucha experiencia bien ganada arriba del escenario que educó emocional y musicalmente a varias generaciones de músicos y punks en general.
Si bien Milo llegó algo averiado en su voz tras una larga gira por Estados Unidos y el comienzo del recorrido latinoamericano, su carisma y entrega le permitieron sacar adelante un show memorable. La banda más cafetera del punk mundial lanzó una andanada de hits en la que demostró por qué se la considera la semilla del pop punk que unos años después capitalizarían comercialmente bandas como Green Day, Blink 182 y The Offspring, entre muchas otras. Milo los llevó a la escuela a todos.
Hope, Silly Girl, Coolidge, Myage y I'm the one fueron solo algunas de las breves enseñanzas que pasó a dejar Descendents en su segunda visita al país -la primera fue en 2016-. Algo más de 70 minutos, prácticamente ininterrumpidos, necesitaron para pasearse por una trayectoria que tuvo tantos hiatos como canciones que definieron el sonido de más de una corriente punk posterior. De especialidad.
Parte fundamental de que el sonido de la banda californiana siga siendo impecable, sin caer en la tentación de acelerar aún más el ya veloz tempo de Descendents, es sin dudas Bill Stevenson, fundador del grupo. Y si la banda cuyos cerebros son Milo y Stevenson se destaca por sus melodías, es imposible olvidar a Karl Álvarez (bajo) y Stephen Egerton (guitarra), quienes son parte de la banda desde 1987.
Así como el grito de Everything sux se hizo uno y a pleno puño bien apretado y lanzado al calor de un Teatro de Flores completamente colmado, con When I get old muchos tuvieron la oportunidad de responder (y también rectificar) sus preguntas adolescentes de cómo serían de adultos. El cierre a pura emoción, tras una brevísima salida del escenario de la banda, llegó de la mano de himnos como Good good things y We.
Solo un ratito antes, los extensísimos y característicos dreads de Keith Morris aparecieron en escena para evidenciar la fuerza de las canciones de Circle Jerks, apalancadas en la potencia de Joey Castillo en los parches (vale recordar que tuvo sendos pasos por Danzig y Queens of the Stone Age). Tras tomarse su tiempo para acomodarse -café en mano incluido-, el resto de la banda se sumó para comenzar un show crudo que giró principalmente en torno a Group Sex, disco con el que debutaron en 1980.
El concierto de los comandados por Morris estuvo estructurado en bloques de 6 o 7 canciones, separados por monólogos del propio cantante, en los que se despachó sobre los temas más variados, como anécdotas de giras o la situación mundial. La velada había comenzado, bien temprano, con Da-Skate, banda oriunda de Mercedes que supo ganarse su lugar en este combo imperdible para los amantes del hardcore punk, cuya producción estuvo a manos de Hellnoise Booking y California Sun.
Entradas para Bad Manners en Argentina
El próximo sábado 25 de enero, Bad Manners regresará a la Argentina, más precisamente al Teatrito (Sarmiento 1752, CABA). Las entradas ya están disponibles y las mismas pueden conseguirse a través de Passline, en el siguiente link.