A pocas horas de la Navidad, Máxima Zorreguieta volvió a pisar suelo argentino, esta vez acompañada por toda su familia. La reina de los Países Bajos llegó en un vuelo privado junto a su esposo, el rey Guillermo Alejandro, y sus tres hijas: Catalina Amalia, Alexia y Ariane.
El viaje estuvo rodeado de un estricto operativo de seguridad, que permitió a la familia real trasladarse cómodamente desde el Aeropuerto de Ezeiza hasta el Aeropuerto Internacional Armando Tola, en El Calafate, su especial destino elegido. Tres camionetas alquiladas a una empresa internacional y una ambulancia del servicio aeroportuario aguardaban en la pista para escoltar a la familia, con el respaldo de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).
Esta no es la primera vez que Máxima visita El Calafate. En 2006, cuando aún era princesa de Orange, llegó a la región acompañada por la reina Beatriz y sus dos hijas mayores, hospedándose en la icónica estancia Altavista.
En esta oportunidad, la familia real planea disfrutar de una estadía en una estancia cercana a El Chaltén antes de desplazarse a San Carlos de Bariloche para las celebraciones navideñas. Según trascendió, Máxima también aprovecharía para visitar Villa La Angostura, donde posee Tinto Bistró, un exclusivo restaurante que refleja su vínculo con la región.
Cuál es el lugar favorito de Argentina de la reina Máxima Zorreguieta
El sur de Argentina, especialmente las provincias de Río Negro y Neuquén, es un refugio para la familia real de los Países Bajos. Con paisajes dominados por la cordillera de los Andes, esta zona ofrece una mezcla perfecta de privacidad y belleza natural que resulta ideal para quienes buscan escapar del ajetreo cotidiano.
Es en este contexto que Máxima Zorreguieta encontró un rincón especial que combina el lujo y la tradición familiar. Este lugar, estrechamente vinculado a su familia, refleja el cariño que la reina mantiene por sus raíces y por los paisajes imponentes de su país de origen.
El lugar favorito de la reina es la Estancia Pilpilcurá, ubicada a unos 75 kilómetros de Bariloche, en la provincia de Río Negro. Adquirida por Máxima Zorreguieta y el rey Guillermo en 2009, esta propiedad se convirtió en un refugio de lujo para la familia y sus invitados. La estancia es administrada por Marcela, tía y madrina de Máxima, quien se encarga de supervisar cada detalle del funcionamiento de este exclusivo espacio.
Pilpilcurá no es solo un alojamiento real, sino también un proyecto hotelero que combina comodidad y sofisticación. La estancia, que abarca aproximadamente 3000 hectáreas, ofrece una experiencia única gracias a su mezcla de servicios de alta gama y contacto directo con la naturaleza.
La estancia cuenta con instalaciones que rivalizan con los mejores resorts europeos. Entre las comodidades destacadas se encuentran un spa completo con tratamientos personalizados, un gimnasio equipado con tecnología avanzada, una pileta climatizada con vistas al lago y servicios de hidroterapia. Además, los huéspedes pueden disfrutar de actividades al aire libre, como caminatas por los campos, avistaje de fauna y pesca en los arroyos cercanos.
La producción local también forma parte del encanto de Pilpilcurá. En el lugar se crían más de 200 cabezas de ganado Hereford y se cultiva una huerta cuyos productos se utilizan en la preparación de las comidas. Los desayunos incluyen repostería artesanal, un detalle que resalta el compromiso de la estancia con lo autóctono y lo exclusivo.
A pesar de su encanto, Pilpilcurá no está exenta de controversias. En 2019, la reina Máxima enfrentó críticas por cuestiones relacionadas con el pago de impuestos y la inscripción de la estancia como prestadora turística en la comuna de Pilcaniyeu. Según se indicó en el libro Máxima, la construcción de una reina, ni la propiedad principal ni las construcciones secundarias estaban registradas, lo que generó cuestionamientos. Sin embargo, la Embajada de los Países Bajos aclaró que la reina cumple con todas las leyes impositivas argentinas.