Muchas personas conocen a la perfección sus raíces, la historia familiar y hasta siguen con orgullo las costumbres heredadas. Sin embargo, existe también un gran número que desconoce por completo de dónde vienen o qué significan realmente sus apellidos. En este contexto, un reciente listado filtrado vuelve a poner sobre la mesa una cuestión tan fascinante como reveladora: hay numerosos apellidos españoles que podrían tener ascendencia judía.
Aunque ciertos apellidos ya resultan familiares por su clara vinculación con la colectividad judía, ya sea por su sonoridad o por tradición, lo cierto es que existe un extenso grupo de otros apellidos cuya conexión no es tan evidente. Esta lista, que circula desde hace algunos años, fue elaborada con el objetivo de ayudar a las personas a reconectar con su historia y, en algunos casos, descubrir un pasado judío inesperado.


La base histórica de esta relación se remonta a la presencia del pueblo judío en la península ibérica, especialmente en los antiguos reinos de Castilla y Aragón. Allí, los judíos sefardíes vivieron durante siglos hasta que, en 1492, fueron expulsados por orden de los Reyes Católicos. Muchos de estos judíos se vieron obligados a convertirse al cristianismo o emigrar, pero sus apellidos permanecieron, muchas veces camuflados o adaptados.
Con este trasfondo, en 2012 el Gobierno de España dio a conocer una lista oficial de apellidos sefardíes con origen ibérico. La intención era doble: por un lado, facilitar a los descendientes de judíos sefardíes la tramitación de la nacionalidad española, y por otro, permitir un mayor conocimiento sobre las raíces familiares. Esta iniciativa fue parte de un esfuerzo por reparar en parte la expulsión histórica y, al mismo tiempo, fortalecer los lazos con comunidades judías dispersas por el mundo.
El listado de apellidos españoles que podrían ser judíos
A: Abraham, Aguilar, Alonso, Amado, Aranda
B: Báez, Benítez, Bravo
C: Carrillo, Carvajal, Castellanos
D: Díaz, Duarte, Durán
E: Enríquez, Espinosa, Esteban
F: Fernández, Ferrer, Fuentes
G: García, González, Gutiérrez
H: Hernández, Herrera, Hurtado
I-J: Ibáñez, Jiménez, Juárez
L: López, León, Lorenzo
M: Martínez, Marín, Márquez
N-O: Navarro, Núñez, Ortega, Ortiz
P: Pérez, Paredes, Pascual
Q-R: Quirós, Ramírez, Rodríguez, Ruiz
S: Sánchez, Salazar, Serrano
T-V: Toledo, Torres, Vargas, Vázquez
Z: Zaragoza, Zúñiga
¿Qué es Janucá y cómo se celebra?
En el corazón de la tradición judía, la Jánuca o Janucá, conocida como la Fiesta de las Luces o Luminarias, emerge como una celebración rica en significado histórico y arraigadas costumbres. Sin dudas, esta es una de las fiestas que más se conocen de forma popular, pero no todos saben su real significado y porqué se realiza. En este artículo te contamos todo lo que tenés que saber de esta espectacular fiesta judía.
Esta festividad conmemora eventos clave: la rededicación del Segundo Templo de Jerusalén y la resistencia valiente de los macabeos contra el Imperio seléucida. Cada año, la Jánuca inicia el 25 de Kislev, marcando el tercer mes del calendario hebreo, equivalentes a finales de noviembre o principios de diciembre en el calendario gregoriano.
El núcleo de la celebración es el encendido progresivo del candil de la hanukkiyya. En la primera noche, una luz brilla, seguida por una más cada noche hasta que las ocho luces resplandezcan, reservando el noveno brazo para la vela piloto.
Ritual de las Velas de Jánuca
Cada noche, una vela adicional se enciende en la menorá, comenzando con una el primer día y sumando una vela diaria hasta alcanzar las ocho. La vela adicional, llamada shamash, ilumina las demás, simbolizando la luz que se utiliza para encenderlas. Las luces de la Janucá no buscan iluminar, sino recordar el milagro del aceite. Por ello, las lámparas se colocan estratégicamente cerca de ventanas y accesos, para que aquellos que transitan por la calle las contemplen.